29 Jun.09
El empecinamiento por realizar una consulta popular que había propuesto para modificar la Constitución Política del Estado, terminó por ser la ruina de Manuel Zelaya de manos de las fuerzas armadas y del Parlamento que finalmente decidieron su destitución.
En el caso hondureño, la inspiración chavista de convocar a una Asamblea Constituyente, con el propósito de asegurar su retorno al poder, resultó siendo una medida precipitada con la cual no todos estaban de acuerdo o a la cual no todos trataban con indiferencia que es otra manera de permitir que las cosas que no se desea sucedan.
Para nosotros observar lo que acontece en Honduras es realmente interesante, porque se produce una serie de coincidencias interesantes con lo acontecido en nuestro país en los últimos años, en un ambiente de pseudo democracia donde todo resulta posible.
Si bien el cambio político nace de una determinación de las fuerzas armadas, que decidieron tomar las cosas por su cuenta, como sucedía con frecuencia hace cuarenta años, el hecho de que se hubiera buscado la intervención del Parlamento, intenta darle un aspecto de legalidad a una situación que resulta de todos modos arbitraria.
Aquí cabe una reflexión, el hecho de llegar al gobierno por el camino de la democracia no da carta blanca a las personas que lo detentan para exceder sus atribuciones, con el riesgo de provocar situaciones al margen de la ley que pueden alterar la vida de una comunidad y lo que es más grave demorar su desarrollo, que en el caso hondureño es tan lento como el de muchas países de la región.
Resulta interesante por otro lado ver que quienes reaccionaron observando la actitud asumida por las fuerzas armadas hondureñas, si bien argumentaron la necesidad de la vigencia de la democracia, lo hicieron apoyando medidas que llevaban la democracia por un camino equivocado.
El Parlamento hondureño, por su parte, ha explicado la forma legal en que se ha producido en traspaso del poder y que por tal razón estaría dentro de las normas legales que establecen esa forma de transición.
La Organización de Estados Americanos, que en los últimos años se ha caracterizado por apoyar las acciones del países identificados con un pensamiento autoritario que trata de imponerse en el continente.
La situación ha sido también censurada por el presidente Obama de los Estados Unidos de Norteamérica, quien recomendó volver al camino de la democracia para resolver el problema.
Lo mismo ha sucedido con los países integrantes de la Alianza Latinoamericana ALBA a la que el nuestro se encuentra vinculado y que fue una condena a una situación que impedía concretar algo que se ha generalizado en la región.
Podemos ver de esa manera que la democracia da para todo, que los gobernantes acuden a ella para ponerla al servicio del ciudadano o de sus intereses o que la interpretan de la forma que mejor les conviene.
Sin embargo tendremos que convenir, como lo hace muchas personas y desde hace mucho tiempo, afirmar que la democracia, si bien tiene sus imperfecciones, es el mejor camino para la marcha de los pueblos, pero la democracia obliga también respetar la institucionalidad y en el caso que nos ocupa tiene la clara intención de forzarla a favor de quien detenta el poder, pero que al actuar de esa manera la pone en riesgo.
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