7 jul.09
La declaración de Zona de Alto Riesgo a la ciudad de Santa Cruz debe ser motivo de preocupación de las autoridades, aunque no vale la pena actuar con precipitación sino más bien con prudencia.
En alguna oportunidad, hemos dado a conocer nuestro criterio sobre la presencia en nuestro país de la Influenza A, pero eso no significa que debemos hacer oídos sordos a las advertencias y dejar de tomar las precauciones necesarias.
Lo decía el Fiscal del Distrito, si por un lado cerramos los colegios y universidades para evitar la aglomeración de jóvenes y por otro lado los reunimos en un concierto que promete ser masivo, estamos actuando con la mayor irresponsabilidad.
Todos los ciudadanos estamos en la obligación de preocuparnos por el problema y buscar las mejores soluciones. Imaginamos que cuando el Hospital Japonés anunció el cierre de la Sala de Emergencias, lo que decía era que iba a atender a los enfermos en otro lugar, pues sabemos que inclusive los centros privados, están en la obligación de atender a los enfermos con síntomas de la fiebre.
Hoy escuchamos otra información que nos estremece, los trabajadores de salud anuncian un paro de actividades. Será posible semejante situación. En muchas oportunidades nos hemos preocupado por la falta de sensibilidad de ese sector laborar en el momento de exigir sus derechos, sin embargo creemos que en las actuales circunstancias se llegaría a límites delictivos, penados por la Constitución, porque constituye un atentado a los derechos de las personas que están mencionados en los primeros capítulos de la carta magna.
Nos planteamos también una interrogante, será que en cuatro días se puede erradicar la enfermedad de nuestro país, la propuesta de paralizar actividades por ese tiempo nos parece una medida que no va a llevar a ninguna parte, tal vez la oportunidad de preparar un churrasco, pero de ahí a que sirva para eliminar una pandemia estamos lejos.
Consideramos que es el momento en que las autoridades deben tomar todas las medidas necesarias para proteger la salud de la ciudadanía, pero esas medidas tienen que ser racionales.
Tomar todas las precauciones necesarias para evitar la propagación de la enfermedad es muy importante, ojalá todos los ciudadanos puedan aceptar las recomendaciones que nos hacen en cada momento, como evitar toser y estornudar sin cubrirse la boca. Es necesario que todas las personas que se sienten afectadas por un resfrío dejen de salir a las calles y si muestran además los síntomas de la fiebre, deben acudir con premura a un centro hospitalario en busca de atención.
Se ha explicado que el uso de un barbijo es un recurso poco útil para prevenir el contagio, pero si es importante que si estamos con tos o con resfrío lo usemos para evitar contagiar a los demás, todos debemos ser conscientes de que la fiebre la contagia el enfermo y no se la debe buscar el que está sano.
La Iglesia ha llegado a pedirnos evitar una parte del rito para prevenir el contagio, no podemos por nuestra parte evitar el dar la mano, tal vez unos guantes de goma sean más efectivos que el barbijo, pero lo importante no es utilizar protección sino evitar el contacto directo con las personas.
El virus no vuela nos han dicho, no vive en el ambiente, pero si nos puede llegar directamente si nos acercamos a los enfermos, entonces seamos más precavidos.
Aunque alguien nos ha censurado por mencionar en un editorial al “chapulín colorado” creo que corresponden pedir: que no cunda el pánico.
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