10 Jul.09
La llegada a nuestro país del ex ministro Luis Arce Gómez ha reactivado viejas heridas, evocando el recuerdo de una época negra en la vida de la nación.
La importancia que había cobrado el narcotráfico en la década de los setenta, dio lugar a que el grupo de militares encabezado por García Mesa y Arce Gómez hubiera puesto los ojos en un negocio que se veía altamente rentable y no tuvieron reparo en involucrarse.
El retorno de nuestro país a la vida democrática sirvió para poner orden y castigar a quienes habían lucrado con los regimenes de facto que se caracterizaron por los abusos cometidos en gran parte de la vida republicana.
Recordemos que a la conclusión de la dictadura de Banzer, Marcelo Quiroga quien inició un juicio de responsabilidades que puso en evidencia todos los atropellos que caracterizaron ese régimen, por esa razón, cuando se produjo el Golpe de García Mesa, éste recibió e apoyo de Banzer que se había visto liberado de ese incómodo proceso, más aun cuando se produjo la desaparición del líder izquierdista que encabezaba el juicio.
Sin embargo, las cosas se pudieron dilatar por algún tiempo pero no desaparecieron del todo, basta ver los esfuerzos realizados por Banzer para aparecer como un líder democrático, lo que al final le permitió limpiar en parte esa imagen altamente deteriorada por casi una década de dictadura, donde se cometieron muchos atropellos.
En buena parte Banzer quedó pequeño al lado de sus seguidores que superaron con ventaja la forma de actuar, hasta pensar en que la gente debía andar con su testamento, porque podía desaparecer en cualquier momento y aunque eso sólo pudo parecer una amenaza, pronto mostró que era verdad.
Como menciona el dicho popular, la justicia tarda pero llega, cuando se sentían liberados de sus culpas, los representantes de los gobiernos autoritarios debieron pagar sus culpas.
Banzer consiguió enmendarlas en buena parte cediendo el poder a sus víctimas del pasado, logró no sólo evitar que se continúe los juicios seguidos en su contra, sino que limpió su imagen al extremo de convertirse en un presidente constitucional de la prepublica, sus seguidores no tuvieron la misma fortuna y terminaron entre rejas, García Mesa pasa su condena entre la cárcel de Chonchocoro y el Hospital Militar donde se traslada con frecuencia para recuperar su salud deteriorada.
Hoy su inmediato seguidor lo acompaña en el castigo, luego de haber pagado parte de sus culpas con la justicia norteamericana, Luis Arce Gómez debe purgar la condena que le fue impuesta por la justicia boliviana, por los atropellos cometidos en el país para satisfacer sus intereses personales.
Al margen de la condena, queda en la memoria de los ciudadanos la larga nómina de personas desaparecidas por su actividad a la cabeza del Ministerio del Interior y otros crímenes que se cometieron inclusive antes de que él llegara a ocupar funciones de gobierno, como es el caso de los esposos Alexander, la muerte del sacerdote Luis Espinal o el accidente donde murieron los acompañantes de Jaime Paz.
El hombre está muy lejos de haberse arrepentido por su culpas, todo lo contrario, tiene la impavidez de ofrecer información a cambio de su libertad, como si eso fuera posible, en efecto ha manifestado que revelaría el lugar donde se encontrarían los restos de Marcelo Quiroga a cambio de su libertad, como si se tratara sólo de ese hecho.
Afortunadamente, la familia Quiroga ha tenido el valor de decirle que nada puede impedir que él termine sus días en la cárcel, ya que es muy difícil que logre cumplir los treinta años de condena para quedar libre.
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