14 Jul.09
Hace 71 años que el entonces Presidente de la República Tcnl. Germán Busch Becerra decretaba el pago de regalías del 11 por ciento a los departamentos productores de hidrocarburos, esta norma complementaba la creación del Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos YPFB hecha por su antecesor, Gral. David Toro Ruilova y que representó la nacionalización de la producción que anteriormente estaba en manos de empresas extranjeras cuyos intereses provocaron la Guerra del Chaco.
Ese beneficio sólo pudo ser concretado veinte años después, en una lucha tenaz que realizó el pueblo cruceño por hacer respetar sus derechos, la misma que no fue fácil, porque se planteó ante un gobierno que en ese momento estaba empeñado en recomponer la economía nacional seriamente debilitada.
Luego las autoridades del Comité de Obras Públicas primero y luego de la Corporación de Desarrollo, tuvieron que pedir el apoyo de las autoridades cívicas para hacer respetar ese derecho conculcado sistemáticamente por el gobierno central.
No obstante las dificultades, Santa Cruz pudo salir adelante y emprender un largo camino hacia el desarrollo que no termina y la convierte, en este momento, en el departamento líder de la economía nacional, con todas las dificultades y responsabilidades que ello implica.
El auge de la industria petrolera y el crecimiento urbano hicieron que Santa Cruz se convierta en un centro de atracción para miles de personas que llegaron de los otros lugares del país, para dedicarse a diversas actividades productivas.
Después de treinta años de haber mantenido la producción petrolera en manos del estado, el advenimiento al gobierno de otro militar, con otras ideas, el Gral. René Barrientos Ortuño, significó que nuevamente la producción de hidrocarburos, en particular el gas, pasara a manos de otra empresa extranjera. Consideramos que en ese momento no era la medida más acertada, la administración de la empresa estatal había dejado de estar en manos de técnicos para ser dirigida por militares.
Luego de una breve interrupción, cuando Marcelo Quiroga Santa Cruz fue ministro de hidrocarburos, en el Gobierno del Gral. Alfredo Ovando Candia, el manejo de la producción petrolera por empresas internacionales fue ampliándose a otras fases de la operación, incluyendo la refinación y la comercialización.
Poco a poco tuvimos que darnos cuenta de que lo importante no era con qué capitales se realizaba el trabajo sino la capacidad de los administradores y de los negociadores para que la empresa dé mayores réditos.
Al margen de las dificultades con que se tropieza para el cobro de los recursos que corresponden al departamento como sucede con los ingresos departamentales, la rentabilidad que pueda tener la actividades petrolera todavía está íntimamente ligada al desarrollo cruceño, aunque otros distritos del país, como es el caso de Tarija, han asumido la primacía en la producción de hidrocarburos, ese es el caso del gas.
La preocupación hoy está centrada en la rentabilidad y el pago de los impuestos sobre hidrocarburos, ante un proceso de cambio en la administración, con una nacionalización a medias, que busca la negociación con socios que se resisten a seguir trabajado en las nuevas condiciones o nuevos socios de menor capacidad y confiabilidad que los anteriores.
El beneficio fue creado en 1938 y la lucha por hacer que este se cumpla no ha terminado; con diferentes características, el derecho de administrar la riqueza que se genera sigue siendo una preocupación, como decíamos al recordar el cabildo del millón, la lucha por la autonomía apenas se inicia, y ello implica, como una de sus partes importantes, la generación de recursos que podrían significar más y mejores obras para la región y el país.
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