9 jul.09
Las noticias que nos llegan periódicamente sobre el tema del narcotráfico son cada vez de mayores dimensiones, todo nos muestra que esta actividad está en un crecimiento constante.
La última esta relacionada con una nueva factoría que sería, según se dijo en la Fuerza de Lucha Contra el Narcotráfico, la de mayores dimensiones jamás vista en el país y técnicamente mejor establecida que la que se descubrió en la serranía de Huanchaca, hace ya veinte años.
En algún momento, alguien se ocupará de la forma en que esta actividad ilícita fue evolucionando, desde aquellas latas de manteca donde se maceraban las hojas, para producir unos cuantos gramos, hasta las grandes piscinas plastificadas donde realizaban su trabajo los pisacocas que hoy son parte del pasado.
La industrialización ha traído como resultados nuevos procedimientos, que permiten producir más con menor esfuerzo, por lo menos en la actividad humana se refiere.
Sin embargo, cuando nos ponemos a observar los detalles de esta actividad, tenemos que convenir en situaciones especiales que abren interrogantes pero que también nos muestran evidencias de que las cosas no marchan como se pretende mostrar.
Ya lo decíamos en algún comentario anterior que el hecho de publicar la erradicación de un mayor número de cocales no es sino una consecuencia de que se han ampliado los territorios donde se producen los sembradíos y el apoyo del gobierno para que esas tareas puedan cumplirse.
Se ha demostrado en muchas oportunidades que la masticación del hoja tiene una relación muy pequeña frente a la cantidad que representa la producción.
En base a esas consideraciones, era fácil demostrar que los éxitos en la erradicación están relacionados estrechamente con el fomento a la mayor producción y de ninguna manera puede ser un motivo de satisfacción.
Cuando el gobierno hace acusaciones contra la DEA y justifica su alejamiento de los trabajos de interdicción, debería también mostrar la forma en que la presencia de la agencia norteamericana ha sido reemplazada por un buen equipamiento, para continuar con esas tareas sin el apoyo internacional.
Si bien es sabido que las actividades bélicas de los Estados Unidos en Vietnam, en la década de los setenta y las últimas en el Medio Oriente en el fondo representaron un incremento en el consumo de drogas; ello, si bien es una realidad, no puede representar una justificación para realizar una producción mayor.
En otras palabras, la presencia de una factoría, de las dimensiones de la última descubierta en territorio nacional, debe ser una llamada de atención sobre lo que se está haciendo en el país en cuanto al narcotráfico se refiere.
Si la fábrica de Huanchaca fue una consecuencia del gobierno de García Mesa, que estuvo muy vinculado a la producción de drogas y dio lugar que una persona fuera merecedora del calificativo del Rey de la Cocaína, vale la pena preguntarse quien estimula y quienes están a cargo de la producción de estas nuevas instalaciones.
Las noticias no nos daban detalles sobre la presencia de personas en la fábrica recién descubierta y menos sobre la detención de alguna persona. Si la fábrica tenía las dimensiones que se indica, nos preguntabamos cómo puede ser que hubiera estado abandonada o cómo se enteraron de la llegada de las fuerzas el orden para ponerse a buen recaudo.
Quedan algunas cosas por explicar para que la noticia pueda permitirnos abrigar la certeza de que estamos en camino en la lucha contra este mal de la sociedad.
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