5 Jul.09
El 3 de julio de 2006, hace tres años, el pueblo cruceño acudía a las urnas para expresar su deseo de marchar por el camino de la autonomía. La misma decisión se manifestó en los cuatro departamentos de la llamada media luna y que no era otra cosa que el deseo de los lugares del oriente del país, sistemáticamente aislados de las determinaciones y la ayuda del gobierno central, para hacerse cargo de sus propios intereses y proyectar por si mismos su destino.
Este resultado mostró además, en otros lugares del país que si bien la mayoría de los ciudadanos estaba dispuesta a seguir gobernándose por medio de un sistema centralista de administración, había muchas personas ansiosas de ver que la situación cambie y que era mejor autogobernarse y manejar el producto de su trabajo de acuerdo a sus propios intereses.
Vale la pena ver cuántas cosas han pasado desde aquel momento en el campo de las decisiones y cuáles fueron sus resultados.
Para refrescar un poco la memoria sobre estos hechos, comenzaremos recordando cómo Chuquisaca logró sumarse a esta perspectiva y tuvo además la oportunidad de designar a su propia Prefecta que ha cambiado fundamentalmente la fisionomía de ese departamento y en especial de su capital que es la capital de la república.
No todas las cosas se resolvieron con el mismo resultado, recordemos que Cochabamba intentó también marchar por ese camino, pero pudieron más la represión y también la indiferencia, para que su destino pudiera cambiar de rumbo con la designación vertical de un nuevo prefecto, con la visión particular del gobierno central. Pero el deseo de seguir el rumbo de la autonomía tuvo también un buen número de simpatizantes en Potosí.
Consideramos importante ver esta situación hoy que tres años después, nos encontramos en camino a un proceso electoral que bien puede reflejar la misma inclinación o mostrarnos cómo la pugna de los tres años, frente a un gobierno centralista y autoritario, ha podido doblegar la vocación autonomista o bien fortalecer la decisión de tomar otro rumbo.
El panorama actual tiene nuevas condiciones y los resultados son esperados con ansias, aunque los apetitos personales y el protagonismo de algunos personajes parecen debilitar las posiciones.
En pocos meses más, cinco para ser precisos, sabremos si los bolivianos queremos seguir marchando cada uno por su lado, expresando sus preferencias en un abanico de oportunidades, con doce o más candidatos, como sucedió en el pasado o si la racionalidad nos permite elegir entre dos candidatos, como fue el referéndum, si o no, sin más opciones.
Claro que las condiciones hoy son diferentes, las elecciones se realizarán en base a un nuevo padrón que posiblemente atenúe, aunque resulta difícil que elimine, las maniobras del oficialismo por conseguir el control del electorado, no se explica de otra manera los temores manifiestos que buscan por un lado sujetarse al viejo padrón y por otro hacer nuevos acomodos que favorezcan sus intenciones,
Pero tal vez la diferencia mayor se manifiesta cuando estamos sujetos a una nueva Constitución Política, que ha volcado muchas situaciones e inclusive ha puesto en el escenario nacional un nuevo concepto de autonomía, expresado en esa Constitución mañosamente impuesta que privilegia a un sector de la ciudadanía con relación a los otros.
Lejos de considerar que las actuales circunstancias son favorables o desfavorables al concepto original de la autonomía, lo importante es que seamos capaces de aprovechar esta oportunidad que se viene y expresar la voluntad en las urnas, pero lo más importante aun es mostrar la madurez que hayamos podido adquirir después de estos tres años de tira y afloja.
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