4 Jul.09
Hay personas que hacen todo lo posible por aparecer mencionadas todos los días en los medios de comunicación, sin embargo lo importante debería ser que lo que esas personas hacen sea digno de tomar en cuenta.
Desde su ascensión al mando, nuestro presidente ha estado haciendo ese tipo de esfuerzos, pero los mismos no siempre han conseguido resultados favorables, todo lo contrario.
Las relaciones con el Perú han quedado seriamente afectadas con los afanes por buscar calificativos que terminaron por molestar al presidente del país vecino y que replicando la ocurrencia, se terminó por expresiones que periódicamente subieron de tono, hasta hacer la relación muy riesgosa. Hoy está en manos del Canciller, en un escenario poco común, tratar de resolver el problema por el canciller peruano.
La última fue una reacción de capricho por una decisión que si se conocen las causas que la provocaron, no tiene por donde perderse, era una recompensa por la lucha contra el tráfico de drogas y, por los medios de comunicación, podemos advertir que el narcotráfico ha recrudecido, así lo entiende el país del norte. Las tareas de los organismos encargados de la represión hacen su parte, pero el apoyo para esa tarea, que venia del país que nos niega la asistencia, fue hecho a un lado.
Ahora resulta que es el Himno Nacional, no se trata de la letra como sucedió con el himno cruceño, sino con la forma de escucharlo, lo que sucede es que cada país tiene una manera de hacerlo, que se encuentra relacionada con su tradición.
Mientras los norteamericanos, brasileños o peruanos lo hacen poniendo la mano derecha en el corazón y los países comunistas lo hacían con el puño izquierdo en alto, los bolivianos, en especial aquellos que llegaron a los cuarteles para hacer el Servicio Militar, aprendieron que el Himno Nacional, no se escucha, sino se canta en la posición de firmes.
La explicación que se ha dado a la nueva moda, con el puño izquierdo en alto y la manos en el corazón, para compensar las dos tendencias citadas anteriormente, ha vinculado el hecho a un homenaje a los líderes indígenas del fines del siglo XIX, al respecto habría que hacer notar que el himno es producto de la consolidación de la república, a los 45 años del siglo XX y habla de la lucha por la independencia y no de la rebeldía de los pueblos originarios.
La letra fue compuesta por un político y poeta chuquisaqueño y la música pertenece a un italiano, era el cuarto aniversario de la Batalla de Ingavi y se lo estrenó en un acto presidido por el vencedor de Ingavi, el presidente Gral. José Ballivián; fue traducido después a los idiomas aymara, quechua y mojeño y fue oficializado como Himno Nacional mediante un Decreto del gobierno de Manuel Isidoro Belzu en 1851; ese presidente lo hizo distribuir para que se cante en todas las escuelas.
Nuestro criterio no es negar el homenaje que se pueda hacer a los pueblos originarios de América, pero seria importante recuperar la cultura de esos pueblos y nos rendirles homenaje con símbolos que están lejos de representarlos.
Posiblemente Tupac Katari, Apiaguaiqui Tumpa y el mismo Pedro Zarate Wilka que lideraron los pueblos indígenas, hubieran expresado su rebeldía con un puño en alto, pero es muy posible que hubiera sido el derecho, como una amenaza ante los atropellos de que eran victimas desde sus ancestros y con la música de pututus. Nuestras tradiciones son ricas en cultura, no hay necesidad de hacer adaptaciones.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario