20 Jun.09
Al margen de las críticas que en algún momento derivaron en conflictos de carácter internacional y otras consecuencias aún más graves, la situación que se planteó en el Perú como consecuencia de una norma que intentaba regularizar el manejo de tierras, nos debe mover a la reflexión.
El Presidente Alan García provocó la reacción de los pueblos originarios de la amazonía en su afán de imponer su razón utilizando el recurso constitucional de enviar a la policía para poner orden. No es la primera vez que una intervención policial provoca reacciones inesperadas, algo parecido sucedió en La Calancha, cuando el traslado de la sede la Asamblea Constituyente provocó la reacción del pueblo, la medida obligó a las autoridades a enviar efectivos policiales sin prevenir que la reacción popular podría derivar en un enfrentamiento y los resultados ustedes los conocen.
Lo importante y digno de rescatar de la situación es que la medida obligó a dar marcha atrás, para modificar las decisiones de manera que no pueda agravarse y por el contrario encuentre un cauce menos violento.
Las decisiones equivocadas no son particularidad de uno u otro gobierno, de uno u otro pensamiento político, todos en algún momento, aun en nuestra vida personal, tomamos decisiones que provocan cambios que nos obligan a dar marcha a atrás o por lo menos a hacer modificaciones, pensando en los resultados que nos proponemos obtener.
Pero recordemos que no hay nada que no pueda encontrar una solución para enmendar errores sin que ello signifique claudicar.
Un golpe de timón, un cuarto intermedio u otra salida inteligente nos pueden ayudar a corregir situaciones y esperar el momento para adoptar medidas que reemplacen a las adoptadas con anterioridad.
Lo importante en todos esos casos es tener la capacidad suficiente para corregir y reanudar el trabajo, la decisión del presidente Alan García que nos sirve de pie para iniciar esta nota, lo movió a derogar la medida y aún a dar satisfacciones y reconocer que había incurrido en un error. Ello no afecta su imagen, por el contrario muestra el lado humano de una persona, una situación que en el campo políticos no suele darse con mucha frecuencia, tal vez pensando en que los pasos que se dan han sido previamente analizados.
Las situaciones a veces no son directas, en muchos casos son los subalternos que buscando cumplir celosamente su labor, incurren en errores censurables como sucedió con nuestras fuerzas policiales que en su celo profesional, ingresaron en días pasados en territorio paraguayo para detener a una persona que había cometido una falta que merecía ser castigada.
Recordemos que el hecho provocó la reacción de los vecinos y que luego de las explicaciones y las consultas finalmente hubo necesidad de dar las satisfacciones debidas, las mismas que aceptadas permitieron reanudar una relación que siempre fue satisfactoria.
Creemos que en el caso de las relaciones con el Perú, en vez de mantener un discurso antiimperialista frente a quien no representa directamente un imperio o de empecinarse en la defensa de un grupo social que ya recibió las satisfacciones de quien en algún momento lo había agraviado, una satisfacción y el reconocimiento de algún error, si lo existiera, podría reencauzar las relaciones como de alguna manera ya lo ha insinuado el canciller del estado, de lo contrario no faltarán otras razones para seguir ahondando el problema.
Mantener la situación como hasta el presente, no significaría sino el placer de estar en constante beligerancia, la necesidad de precipitar un rompimiento o lo que parece mas cierto, tratar de seguir desviando la atención de la ciudadanía para evitar el tratamiento de problemas más importantes que se encuentran en la agenda y que habrá que tocar en alguno momento, antes o después.
Se menciona para mantenerla situación tensa que Perú entregue a las personas que tiene en calidad de asilados sin ver que están en su derecho hacerlo y que es más fácil conseguir un cambio con el diálogo que con presiones.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario