Palabra suelta

15 Jun.09
Las relaciones diplomáticas de nuestro país, a pesar de las afirmaciones de las autoridades y del mismo canciller que las ve con mucha indiferencia, deberían ser para todos un motivo de preocupación.
Lo más grave es que por el hecho de ser militantes o compañeros, la gente se siente en la obligación de hacer declaraciones complementarias a las emitidas por las principales autoridades del país.
Ya nos hemos referido al tema en anterior oportunidad, sin embargo consideramos importante volver sobre el mismo, ya que las secuelas de las declaraciones no cesan y lo más grave, comprometen la situación de manera que podría ser más complicada en el futuro.
No había terminado de ventilarse el problemas de la invasión de policías en territorio paraguayo, que puso en crisis las relaciones con el país hermano y que obligó a dar las explicaciones del caso y que intentaban refrendarse con la visita recíproca de los presidentes, evocando el momento en que ambas naciones sellaron un pacto de amistad, cuando las cosas vuelven a complicarse con una declaración que provoca la reacción del Parlamento Paraguayo.
El presidente del congreso del Paraguay ha manifestado la posibilidad de emitir un pronunciamiento de condena a las declaraciones del presidente Morales, que aparentemente, representaban una intervención, tomando partido en las relaciones tensas que en este momento enfrentan al Presidente Lugo con el órgano legislativo.
Mientras eso sucede con el vecinos del sudeste, en el límite opuesto las cosas no mejoran, por lo menos no en la forma esperada, ya que el embajador peruano en Bolivia ha sido convocado por su cancillería para presentar información sobre las relaciones con nuestro país, el Canciller de la Republica ha expresado su opinión en el sentido de que se trata de un hecho normal en la actividad diplomática, al parecer ignorando que esa convocatorias está relacionada con un hecho que nos ha preocupado en los últimos días y que con seguridad dejará huella en las relaciones entre ambos países.
Con seguridad de que ello no terminará en un enfrentamiento bélico, sería absurdo pensar en ese hecho, pero la necesidad de mantener buenas relaciones con un vecino que fue aliado en el pasado, parece más que necesario, importante.
Mas allá de las negociaciones que nos tienen preocupados desde hace un siglo, relacionadas con la salida al mar, los vínculos con el Perú pasan por lo comercial, lo cultural y otras razones que deberían ser tomadas en cuenta con mayor seriedad.
Aceptamos que un lapsus puede tener cualquier persona, en cualquier circunstancia, pero es importante también reconocer los errores con la premura necesaria, para evitar que las diferencias se profundicen hasta volverse insostenibles.
Consideremos que ya tenemos bastante con los problemas internos que nos tienen en permanente tensión y que muestran un país polarizado peligrosamente y que deberíamos tratar de armonizar antes de que se acentúen las cosas. En especial en un proceso preelectoral que de por si es duro y que llevará a los sectores políticos a asumir posiciones de enfrentamiento contra sus ocasionales rivales.
Ojala podamos ver a nuestros lideres actuar con mayor tino, evitando declaraciones que pueden profundizar las tensiones hasta llevarlas a situaciones criticas, no debemos olvidar que resulta difícil retroceder cuando se hacen afirmaciones innecesarias, peor si son ofensivas.

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