Para recordar

07 Jun. 09
Las medidas adoptadas por el Gobierno en ocasión del Día del Maestro nos permiten pensar en que ésta fue una semana dedicada a la cultura, que se caracterizó por hechos que nos permiten pensar en que la creación intelectual puede constituirse en el mejor camino para el desarrollo.
Santa Cruz vive hoy el último día de su Décima Feria Internacional del Libro y por la cantidad de visitantes, así como por la cantidad de actividades que se desarrollaron en el curso del evento, podemos asegurar que se trató de una feria especial.
Si a ello sumamos no sólo la exhortación, sino también el compromiso de premiar la producción intelectual de los docentes, podemos asegurar que la cultura avanza un nuevo paso en favor de nuestra juventud y de nuestros niños.
Recordemos que fue precisamente Santa Cruz que dio un paso importante en la publicación de libros escolares, cuando se propuso realizar una producción propia, para contrarrestar las publicaciones existentes en otros lugares del país y que traían opciones de estudio que no se adaptaban a las necesidades y la cultura de la región.
Sin embargo nos parece prematuro y preocupante el pensar en alejar a la editorial Santillana que ha estado ofreciendo material para nuestros colegios, antes de que la ansiada publicación local cumpla los planes propuestos.
Podríamos pensar que la idea no representa sino una forma de presión a los docentes, para que sean capaces de ponerse a trabajar para presentar a los estudiantes libros de producción nacional, tarea que siempre estuvo abierta, aunque no estuvo apoyada con los estímulos que hoy se ofrece.
Más allá de las consideraciones de que se trata de una editorial representante del colonialismo u otras aseveraciones propias de un fanatismo político, creemos que todas las naciones buscan preparar el material de estudio para sus jóvenes y que en lo posible debería ser un objetivo de fortalecimiento de la cultura nacional.
Recordemos además que si se persiste en los propósitos de enseñar a los estudiantes en su lengua originaria, la producción de libros deberá también alcanzar ese nivel, es decir que la producción de libros en lenguas nativas debería ser una meta, no importante sino urgente que cumplir, a favor de la cultura nacional.
Merece consideraciones especiales la decisión de elevar el instituto nacional y las escuelas normales de maestros al nivel universitario, ello trae un nuevo compromiso, para mejorar la currícula de estos centros a fin de que la educación superior sea impartida con seriedad y que los licenciados en pedagogía formados en esos centros tengan toda la capacidad necesaria para desempeñarse con solvencia a favor de la juventud boliviana.
Las universidades en nuestro país han debido pasar algunos años de desarrollo para incursionar en los trabajos de formación post grado, si el Instituto Normal Superior de Maestros de Sucre está en condiciones de hacerlo al cumplir su centenario, será sin duda alguna una satisfacción para el magisterio boliviano poder trasladarse hasta la ciudad universitaria, como se conoció siempre a Sucre, para realizar estudios de profundización de conocimientos a nivel superior y de especialización.
Recordemos que actualmente hay universidades que se han impuesto la labor de profundizar la formación profesional de los maestros normalistas y que ellas pueden ser una buena base para la aplicación de esta nueva medida.
La idea es realmente loable, es de desear que sea recibida con la seriedad suficiente para que podamos recordar con satisfacción el momento en que esta transformación haya traído como resultados un verdadero crecimiento en la formación docente.
Todo esfuerzo para elevar el nivel de conocimientos de nuestro pueblo y en especial de la juventud, tiene que ser apoyado para su concreción y digno de recordar por sus resultados.

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