Aguas del Silala

3 Ago.09
Las relaciones de nuestro país con el vecino Chile no fueron nada agradables desde la guerra del Pacifico y con mayor razón desde la firma del tratado de 1904 que puso fin a las posibilidades de que pudiéramos tener acceso a las aguas del Océano.
La mencionada situación ha dado lugar a una serie de conflictos que derivaron en que a mediados del siglo pasado, las relaciones diplomáticas quedaran definitivamente interrumpidas por el desvío de otro curso fluvial, las aguas del río Lauca.
Las negociaciones que en algunos momentos pudieran haberse realizado, pasaron siempre por el mismo problema, la necesidad boliviana de contar con una salida al mar que fue interrumpida por las razones antes anotadas y la necesidad de los vecinos de poder utilizar aguas de ríos limítrofes, que les permitirían la irrigación de zonas desérticas en la frontera.
En muchas oportunidades, para poder usufructuar esas aguas, los vecinos ofrecieron diferentes cosas a cambio, algunas veces partiendo de negociaciones y en otras bajo presión.
Recordemos entre los momentos culminantes de esa relación el mentado abrazo de Charaña que reunió en la frontera a dos dictadores, amigos por haber suscrito el “Plan Cóndor” y ambos interesados en prolongar la relación, no solo política sino también económica.
Recordemos que el dictador chileno, si bien tuvo un gobierno de fuerza más prolongado que el nuestro, terminó dejando a su país en condiciones expectables en el campo económico, en el caso nuestro no se puede sacar las mismas conclusiones; el abrazo además del rechazo general, terminó siendo parte de los desaciertos que terminaron dando fin a la dictadura.
Cuando Gonzalo Sánchez de Lozada hizo un nuevo intento por acercarse a los vecinos, terminó marchándose porque las reacciones no dejaron de ser adversas, aunque en ese caso se trataba de un negocio que podía haber beneficiado al país, si hacemos abstracción de la codicia de ese gobierno que nos mostraron los resultados finales, pero estaba de por medio una rivalidad latente.
Hoy nuestros gobernantes, utilizando los mismos métodos, es decir conversaciones reservadas, con promesa de hacerlas publicas en algún momento, tratan de beneficiar al vecino ofreciendo más ventajas para él que para el país, así lo han entendido las organizaciones campesinas y otros sectores del departamento de Potosí, que sería el más perjudicado con el posible resultado de las negociaciones.
Ante tal situación, es importante destacar que los problemas de fondo no han desparecido, a pesar de los cien años que han transcurrido desde la guerra y la firma del tratado; una de las consecuencias directas de ese hecho fue precisamente la desviación de las aguas del Silala, cuando nuestro país había perdido soberanía en la región.
Es bueno recordar que las negociaciones que había comenzado el gobierno de Sánchez de Lozada, derivaron en la realización del primer referéndum de la temporada, cuando Carlos Meza hizo la consulta para saber si la ciudadanía estaba de acuerdo en negociar el gas con Chile, recordemos también que como consecuencia se perdió un negocio que en parte lo aprovechó Argentina, comprando gas boliviano y vendiéndolo al vecino.
Una aclaración posterior no dejó otra cosa que la evidencia de que Argentina se beneficiaba con la situación, ya que afirmó que el gas que vendía a Chile no era el boliviano que compraban, sino otro que ellos poseían.
Es bueno recordar que el gobierno está recorriendo un camino lleno de obstáculos, que en buena parte los pusieron sus miembros cuando eran los líderes de la oposición o poco menos.

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