25 Jul.09
Se recuerda hoy el Día de la Bandera Cruceña, símbolo plagado de civismo que en los últimos años ha representado la rebeldía de los cruceños ante un centralismo que se ha mostrado cada vez más absorbente a través de los tiempos.
Desde el nacimiento de la república, Santa Cruz ha experimentado un aislamiento permanente, debido en parte a situación geográfica, aislada del occidente del país por la cordillera y durante mucho tiempo sin las vías de comunicación que le permitan ser parte activa de la vida nacional, esta situación ha dado lugar a una posición permanente de reclamo y rebeldía muchas veces ignorada y otras reprimida con violencia.
La presencia del Gral. José Miguel de Velasco en los primeros años de la república fue la de un permanente reclamo frente a un gobierno central empeñado en vincularse con la república del Perú antes que de integrar la nacionalidad.
La situación no tuvo cambios profundos durante esa primera época de la vida republicana, fue en ese ambiente que en 1864, el entonces Prefecto del Departamento, Dr. Tristán Roca, planteó junto a sus pares de Chuquisaca y Cochabamba, la creación de una bandera regional. En ese entonces el Dr. Andrés Ibáñez, se desempeñaba como Secretario de esa autoridad departamental.
Durante las luchas por reivindicar los derechos regionales, la bandera cruceña estuvo presente alentando el pensamiento federalista a través de los movimientos sociales de ese entonces.
La creación de la bandera no fue sólo la adopción de un símbolo sino también la renovación del compromiso de la búsqueda de días mejores para una región permanentemente postergada.
Hoy a los 145 años de su creación, la bandera vuelve a ser el símbolo de las aspiraciones del pueblo cruceño, empeñado en lograr una autonomía plena, ante un poder central siempre empeñado en ejercer no sólo el control político sino especialmente el control económico de la nación, manejándolo en condiciones que han sido observadas en reiteradas oportunidades.
Como símbolo de la lucha por la autonomía, la bandera cruceña ha flameado en la mente y el corazón de los cruceños, conscientes de que la lucha por la vigencia de una autonomía plena, apenas comienza y que será ardua, pero que sin duda será inspirada por este emblema que evoca las riquezas que produce este suelo generoso y la pureza de sus hombres, empeñados en la búsqueda de un mejor futuro no sólo para Santa Cruz sino para Bolivia.
Sus colores han sido adoptados por la mayoría de las instituciones cruceñas que ven en ellos reflejados todos sus intereses y aspiraciones y los empuñan henchidos de orgullo en todos los acontecimientos a que son convocados por sus líderes, para expresar su fe en un futuro promisor.
Recordar la creación de este emblema debe servir también para renovar los propósitos de lucha permanente por la satisfacción de los intereses regionales y el bienestar de todos los bolivianos, sin discriminaciones de ninguna naturaleza.
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