2 Ago.09
La inseguridad en que vivimos los bolivianos, ha sido nuevamente puesta en evidencia por el Jefe de Estado en su última visita a la región del Chapare, cuando hizo entrega de algunas motocicletas para los trabajos de patrullaje que realiza la policía en la región.
La oportunidad sirvió para destacar la importancia de la labor policial en la protección de los ciudadanos, sin embargo se volvió a poner en evidencia que los esfuerzos hechos hasta ahora por el gobierno, para apoyar esa actividad, son casi nulos.
Si estos sucede en el Chapare, donde el Presidente tiene reunidos a sus compañeros productores de coca, imaginemos lo que pasa en Santa Cruz, uno de los departamentos más poblados del país y las otras regiones de la llamada media luna que no gozan de las preferencias de los gobernantes.
Sin embargo, se ha vuelto a mencionar la iniciativa que lanzó el gobierno departamental cruceño, cuando instó a los ciudadanos a secundar la tarea. El Presidente ha pedido a las organizaciones sociales, ponerse al servicio de la ciudadanía para combatir ese problema que tiende a volverse endémico, por la frecuencia con que se repite y los daños que ocasiona a los ciudadanos.
Los atracos en vía pública han dejado de ser noticias, hoy sólo se los menciona para las estadísticas, diez diarios, cien a la semana o cosas por el estilo, ahora la inseguridad se ha trasladado a las viviendas, los asaltantes ya no van por las calles en vagonetas blancas, sino que han decidido penetrar a los domicilios.
Con frecuencia nos enteramos de que grupos de antisociales irrumpen en los domicilios y no tienen reparo en cegar la vida de las personas que se interponen en su camino o por lo menos causarles graves daños.
Frente a esta situación, las autoridades policiales solo atinan a lamentarse por la falta de efectivos, que les impide realizar una labor más contundente.
Ante esa situación, no es sólo importante sino urgente que se lleven adelante los planes para incorporar a la ciudadanía, a través de las juntas vecinales u otras organizaciones sociales, para encontrar un remedio al problema.
Nadie puede preciarse de estar realizando una buena administración o un buen gobierno, si no pasa por la defensa de los ciudadanos, finalmente se trata de los contribuyentes al erario nacional, a través de los impuestos y que piden la defensa de su propiedad de los avasalladores.
Y si tocamos el tema es importante también que se adopten las medidas necesarias para evitar la apropiación de la propiedad privada, ningún grupo, bajo ningún título, está autorizado para apropiarse de la propiedad privada, todavía menos, autorizado por las autoridades de gobierno para actuar de esa manera.
Si no se respeta la propiedad ajena y se evitan los atropellos contra la seguridad de las personas y sus pertenencias, no podremos preciarnos de vivir en democracia, ni siquiera de vivir en una sociedad civilizada, en la cual las cosas elementales tendrían que ser aquellas relacionadas con la seguridad de la vida y de los bienes.
Es importante que los pedidos hechos por las autoridades pasen de la teoría a la práctica y se refuercen los derechos de las personas, en pos de una convivencia más segura; vale la pena eliminar la indiferencia poniendo énfasis en que la seguridad es una obra común.
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